Blanca Soto y Guy Ecker |
¿Existe una receta para mantener vivo el amor? Es una pregunta que todos nos planteamos, los expertos y los que no lo son. “Juntos en lo bueno y en lo malo, hasta que la muerte los separe”. ¿Es una garantía o una condena? Es al esforzarse por hacer converger los deseos y caracteres de dos seres distintos en un único objetivo cuando el amor muestra sus limitaciones, reclamando renuncias, sacrificios y concesiones que, a la larga, deterioran la relación.
Te proponemos una visión distinta que partirá de esta premisa: Todo lo que promueve la realización del individuo, ayuda a que el amor crezca. Mantener cierta autonomía, la distancia justa con tu pareja, y no dar nada por hecho, son las claves para no caer en la trampa de perder la propia identidad a favor de otra persona y para alimentar, al tiempo, la fuerza revitalizadora del amor.
RECETAS PARA CULTIVAR EL AMOR
RECETAS PARA CULTIVAR EL AMOR
No te acomodes
Identificar el compromiso de la pareja con el cuento del príncipe azul que te amará para siempre jamás, acabará canalizando toda tu energía hacia actitudes de acomodamiento recíproco que debilitan la vitalidad del eros.
Vive el presente y no des nada por hecho. Procura impulsar el espíritu de comunicación y el compromiso constante si quieres que el amor dure. Si no, podrías tener una relación segura y duradera como ese viejo abrigo que no tiras porque aún resiste y su corte es tan sobrio que no pasa de moda… ¡Pero jamás te pones!
No lo catalogues
El gran amor de tu vida, un romance, una aventurilla, un rollo para pasar el rato… Acabamos de comenzar una historia con alguien y tenemos la necesidad urgente de colocarla en el archivo de nuestras experiencias, como si darle un nombre nos ayudase a vivirla mejor. ¡Es un gran error! Definirlo significa decidir a priori la dirección que va a tomar el amor, renunciando a su magia imprevisible. Renueva cada día tu relación, no te cierres, ábrete a lo nuevo.
Enciende la sexualidad
El sexo es el termómetro de una relación; si las cosas no van bien, puede ser el antídoto perfecto contra la crisis. Echarle imaginación al erotismo e introducir juego y fantasía no son sólo armas para vencer al aburrimiento: A través del placer sexual se liberan aspectos diversos de nuestro interior, de nuestra aproximación a nuestra pareja y a la vida.
Pon un poco de misterio
El mito de que la intimidad de una pareja se basa en la entrega total debe borrarse de la mente. Hacer partícipe a nuestro compañero sentimental de cada gran y mínimo acontecimiento que pase en nuestra vida, más que complicidad crea dependencia, como la del niño que cuenta todo a su madre. Está bien hablarlo todo si se trata de una elección libre, pero también tienes libertad para no hacerlo; sólo de este modo el placer no se convertirá en deber.
Crea distancia
Aunque el deseo más urgente de los enamorados es estar juntos, si se elimina del todo la distancia física para estar pegados el uno al otro cual lapas, el deseo se va apagando. Crea momentos de separación con tu pareja: Una tarde libre con tus amigos, un fin de semana fuera, de vez en cuando unas vacaciones por separado… No solo para reavivar la intensidad de vuestra relación en una fase crítica, sino también en los momentos más álgidos, cuando la pasión se encuentra el máximo nivel. De esta manera podrás sentir la falta de la persona que amas y las ganas reales que tienes de estar de nuevo con ella.
Crece y crecerá
Recuerda que todo lo que impulsa la realización del individuo impulsa al crecimiento del amor en la pareja. No hay nada más gratificante que sentir que la persona que amas está junto a ti por libre elección, no por deber, miedo, necesidad de compañía, mala conciencia o costumbre. “Aunque soy plenamente capaz de vivir sin ti, prefiero vivir contigo”. Eso es lo que da el valor al amor, su grandeza. Cuántas más cosas puedas ofrecer, más rico será tu mundo personal, más atraídos se sentirán los demás por ti (pareja y amigos) y menos carencias sentirás. Potencia, pues, tu crecimiento personal, ten tus propios proyectos, gobierna tu vida, practica actividades gratificantes. Y, ante todo, no veas el amor con ojos utilitaristas.