"Yo no pretendo enseñarte lo que es el mundo me falta también, pero vale la pena disfrutar cada día con mas Flow. Di lo que sientas, has lo que piensas, da lo que tengas y no te arrepientas. Serás del tamaño de tus pensamientos, no te permitas fracasar y sino llega lo que esperabas no te conformes jamás te detengas... No te límites por lo que digan, sé lo que quieras, pero sé tu mismo, y ante todas las cosas nunca te olvides de Dios".

martes, 12 de julio de 2011

Bueno o malo, amanecerá y veremos…

 Mi madre, que, como todas las madres es muy sabia, a veces, cuando me pasa algo, me dice:”sea bueno o sea malo, amanecerá y veremos”, porque  lo que en un momento determinado piensas que es malo para ti puede acabar siendo bueno.
Explica Jenny Moix en una entrevista, cuando le preguntaron si algunas veces nos preocupamos más de lo necesario.”La vida es tan complicada y tan compleja que nunca sabemos si lo que pasa va a ser para bien o para mal.” Algo que la psicóloga ejemplifica con un conocido cuento:” A un campesino se le escapa un caballo y la gente le dice: ‘Que mala suerte, ahora no podrás arar el campo’, a lo que el campesino responde: ’Malo o bueno, ya se verá ‘. Al cabo del tiempo regresa el caballo con una yegua y la gente le dice: ‘Que suerte, ahora, tienes dos caballos’, y el campesino vuelve a decir: ‘Bueno o malo, ya se verá ‘.Entonces, su hijo, montando a la yegua se cae y se rompe una pierna, y los vecinos dicen al campesino: ‘!Que mala suerte!, ahora no tendrás a nadie que te ayude ‘, a lo que él responde una vez más: ‘ Bueno o malo, ya se verá ‘. Poco después estalla una guerra en el país y reclutan a todos los jóvenes del pueblo menos al hijo del campesino por tener la pierna rota...
COMO EN EL CUENTO LO APARENTEMENTE MALO PUEDE ACABAR SIENDO UNA SUERTE, Y A LA INVERSA.”   
 Pero es precisamente ese no saber qué consecuencias tendrán los giros inesperados que nos depara la vida una de nuestras principales causas de inquietud y malestar.  Buscamos afanosamente un espejismo de seguridad y rechazamos los cambios, sin darnos cuenta de que, lo queramos o no, éstos son parte inherente a la vida. “Es precisamente ese apego a las cosas, como si fueran inmutables, una de las grandes fuentes de sufrimiento”.

Por consiguiente, ese miedo que asumimos frente al cambio es el que nos  lleva a vivir según premisas rígidas que nos aportan una falsa sensación de seguridad y que a menudo nos restringen, impidiéndonos evolucionar y lastrando cualquier opción de felicidad.
Ahora bien está claro que no podemos elegir todo lo que nos ocurre en la vida y que todos vamos a pasar en un momento u otro por situaciones difíciles: Sufrir un accidente, perder un empleo, vivir un desamor…En esas situaciones adversas, la felicidad  puede parecer una posibilidad improbable, pero lo cierto es que casi siempre nos sobreponemos. Incluso con el transcurso del tiempo podemos llegar a sentir que superar una dura prueba nos ha demostrado que podemos confiar más en nosotros mismos, o incluso que aquello que en primera instancia parecía  un contratiempo insalvable ha acabado teniendo un resultado beneficioso. Todo es cuestión de actitud,  una actitud positiva,  que sabe reconocer lo que nos ocurre, sin evadirnos para evitar el dolor, para poder aceptarlo si no está en nuestras manos cambiarlo o poder afrontarlo si podemos modificar las circunstancias que nos tocan vivir. En síntesis ”Aceptar el sufrimiento, lo reduce. No aceptarlo lo aumenta.”