"Yo no pretendo enseñarte lo que es el mundo me falta también, pero vale la pena disfrutar cada día con mas Flow. Di lo que sientas, has lo que piensas, da lo que tengas y no te arrepientas. Serás del tamaño de tus pensamientos, no te permitas fracasar y sino llega lo que esperabas no te conformes jamás te detengas... No te límites por lo que digan, sé lo que quieras, pero sé tu mismo, y ante todas las cosas nunca te olvides de Dios".

domingo, 31 de julio de 2011

Canaliza bien la Ansiedad

¿Sabias que de un 15 a un 20 por ciento de personas en España padecen estrés o ansiedad? En el último año ha habido más de dos millones y medio de personas que han padecido un trastorno de ansiedad y solo un tercio ha recibido tratamiento. Las consecuencias derivadas del estrés son varias y muy negativas:     
-Modifica hábitos relacionados con la salud y el cuidado personal, aumentan conductas como dormir poco, beber, fumar y comer en exceso.
-Puede ocasionar dolores de cabeza, tensión muscular, problemas digestivos, cardiovasculares o sexuales e incrementa la probabilidad de desarrollar enfermedades inmunológicas.
-También puede afectar a los procesos cognitivos superiores como atención, memoria, toma de decisiones… Por todo esto conviene aprender a manejar el estrés, conocerlo y así poder combatirlo. 

Cómo diferenciar ansiedad de estrés    
Ante un examen, diremos que estamos ansiosos o nerviosos. Pero si hablamos de la época de exámenes, diremos que estamos estresados. En cuanto al trabajo, hablamos de estrés laboral (“Mi trabajo es muy estresante”), nunca de ansiedad. Solo nos percibiremos ansiosos cuando estemos en una situación de riesgo. La ansiedad se relaciona con estados negativos y con nuestra respuesta a lo que ocurre en el día a día. El estrés, sin embargo, es la interpretación que hacemos ante situaciones compuestas por estímulos  positivos (nacimiento de un hij@) o negativos (exceso de trabajo). En ocasiones la ansiedad se convierte en patológica, disparándose de forma imprevista en acontecimientos triviales.                                                                             
                                                                                
         10 Recursos Antiansiedad

Identifica los factores que te provocan malestar. Si no sabes qué te causa úlcera, la subida de tensión o el insomnio, no podrás tomar medidas para protegerte. Analiza tus motivaciones, ambiciones, hábitos y puntos débiles. Conocerse mejor solo requiere un poco de  dedicación y estructuración de los propios pensamientos.
Busca satisfacciones en todas las áreas de la vida: El hogar, el trabajo, aficiones y amigos.
Para sobrevivir, libra solo las batallas importantes, e ignora las triviales. Si tu familia está atravesando un período en el que eres “especialmente necesario”, no te involucres demasiado profesionalmente e ignora los intentos de persuasión para incrementar tu horario en el trabajo.
Toma las riendas de tus problemas y preocupaciones. Haz una lista con todo lo que te preocupa y al lado escribe qué vas a hacer al respecto. Poner por escrito tus problemas tiene un valor terapéutico. Es más fácil resolver dificultades una vez sacadas a la luz.
No temas manifestar tus emociones. Aunque en el ámbito laboral se considera un signo de debilidad, nada hay más dañino que reprimir  las emociones y sentimientos.
Aborda los problemas que crean tensión. Es mejor afrontar tensiones a corto plazo que dejar que se acumulen y se conviertan en ansiedad.
Intenta tener tiempo para acabar las cosas que comienzas  y realizar cada tarea sin tener la atención dividida en otras cuestiones. Sé realista en cuanto a la cantidad de trabajo y establece un orden de prioridades. Al final del trabajo anota las cinco cosas más importantes que tengas que hacer al día siguiente.
Revisa en tu ambiente laboral: Ruido, luz, personas a tu alrededor. Si algo te ocasiona tensiones, procura cambiar la situación. Reorganiza la posición de tu mesa o lleva una planta. Pequeños cambios pueden mejorar la situación. Si no puedes cambiar nada, contrarresta las condiciones negativas con una actividad compensatoria en los descansos o después del trabajo.

Cuando tengas pensamientos negativos pregúntate:  ¿qué hora del día es, he comido recientemente, cuándo hice ejercicio por última vez, cuanto he dormido esta noche?. Si algunas de las respuestas te indican que te encuentras en un momento de baja energía (en los que suelen aparecer pensamientos negativos), frena tales pensamientos y aplaza tu decisión para cuando tu energía se encuentre en niveles más óptimos. Generando así pensamientos positivos, que se traduzcan en actitudes positivas, que te permitan disfrutar más equilibradamente tú día a día.
Canaliza tu estilo de vida y cámbialo si es necesario. Si crees que el estrés te ayuda a satisfacer tus ambiciones, sus efectos serán mínimos. y  aunque suene paradójico en este caso, se trata de un estrés que no es perjudicial.