"Yo no pretendo enseñarte lo que es el mundo me falta también, pero vale la pena disfrutar cada día con mas Flow. Di lo que sientas, has lo que piensas, da lo que tengas y no te arrepientas. Serás del tamaño de tus pensamientos, no te permitas fracasar y sino llega lo que esperabas no te conformes jamás te detengas... No te límites por lo que digan, sé lo que quieras, pero sé tu mismo, y ante todas las cosas nunca te olvides de Dios".

domingo, 21 de agosto de 2011

Tres mentiras sobre la libertad

Tres grandes excusas a las que solemos recurrir para demostrar la falta de libertad, para presentarnos ante el mundo como víctimas en lugar de cómo protagonistas.
No somos libres porque estamos condicionados
A lo que Carlos Odriozola añade “condicionadisimos”. Piensa simplemente en las distintas consecuencias que puede traer el nacer en familias de distinto estatus económico o social, crecer en un barrio u otro, en un país u otro… Son circunstancias variables y que traerán al niño importantes consecuencias. ¿Esto significa que no tiene libertad? En absoluto. Lo que sí significa es que el abanico de elecciones va a ser distinto según las circunstancias que le rodeen. Cada persona ve a tener su propio campo de posibilidades. Los condicionamientos no terminan con la libertad, sólo la determinan.




No soy libre porque no puedo conseguir lo que me da la gana
Este es otro intento desesperado para eludir la libertad. La aberración es enorme cundo nos damos  cuenta del error que supone identificar la libertad con omnipotencia.
“Recuerdo un programa de televisión cuyo contenido tenía que ver con la libertad de enseñanza en España. Era una mesa redonda formada por representantes de los ministerios de educación, altos cargos de instituciones docentes y unos representantes sindicales. Después de una amplia presentación del tema y posterior debate, tomó el micrófono una espectadora y, ni corta ni perezosa, se expreso de la siguiente forma:” Esto es un teatro, una pantomima, yo voy a demostrarles en 10 segundos que en España no hay libertad de enseñanza. A mí me hubiera gustado que mis hijos se educaran y terminaran sus estudios en la Universidad de Oxford. Y bien, ¿dónde están estudiando? En Getafe… ¿De qué libertad me está hablando?”.
Aunque parezca mentira, aquello cayó como una bomba y, tras un ligero desconcierto, el coordinador decidió ir a publicidad y… Hasta hoy.

¿Qué estaba ocurriendo? Que la susodicha señora identificaba la libertad con el poder hacer o conseguir “lo que le diera la gana”. Te recuerdo que la libertad es la capacidad de elegir “dentro de mis posibilidades”, por eso no somos libres para poder volar, ni para desarrollar ramas como los arboles ni para desplazarnos a la velocidad de la luz”.
No hay libertad porque elegir implica consecuencias
Pues bien, que precisamente después vengan las consecuencias, es lo que explica nuestra capacidad de elegir. Elegimos en función de las consecuencias que acarrean nuestras decisiones: Antes de tomar una u otra opción, valoramos las consecuencias de cada elección y elegimos aquella que nos traiga las más favorables según nuestros intereses, valores y principios. Ante la libertad y por extensión ante la responsabilidad, no tenemos escapatoria. Así que ya sabes: Somos libres o … libres.




domingo, 14 de agosto de 2011

Todos podemos alcanzar nuestras metas

Cuántas veces dudamos de nosotros mismos y pensamos que no vamos a poder alcanzar nuestros objetivos, que nos resultará demasiado difícil? Solemos perder nuestra confianza por la imagen deslucida que tenemos de nosotros mismos, por experiencias dolorosas del pasado, por haber internalizado comentarios negativos de nuestros seres más significativos o por otras razones. Sin embargo, como se explica a lo largo del libro Confianza Total, la confianza es algo con lo que todos nacemos, es intrínseca a nuestra naturaleza, por lo tanto podemos recuperarla y así lo hacemos cada vez que atravesamos un reto. Creer en uno mismo es una elección y una Actitud de Vida que se traduce, entre otras cosas, en sepultar EL “No Puedo “. 


Podemos hacer mucho más de lo que nos imaginamos  
Aquel 15 de septiembre de 1987 es un día que permanecerá para siempre en su memoria. Fue elegido para cantar frente a Juan Pablo II: Eligió el tema Never be the same, acompañado por su guitarra. Los acordes de Tony no son simples melodías, son magia pura: Le salen del alma. Y la gran maravilla es que los produce con los dedos de los pies, ya que Tony no tiene brazos.
Cuando su madre estaba embarazada, tomó por indicación médica un medicamento Talidomina para calmar las nauseas, pero los efectos secundarios fueron devastadores, muy graves. Tony nació sin brazos.
Creció soportando las burlas de otros niños que se reían de él y luego le costó formar pareja, porque las mujeres no se sentían atraídas por él. Pero hubo algo muy inspirador en su vida: Observar como su padre tocaba la guitarra, lo que le despertó el deseo profundo de hacer lo mismo. El día que su padre lo invitó a hacer música con él, Tony no le dijo que no podía. Se sentó a su lado y empezó a tocar las cuerdas con los dedos de sus pies. ¡Y aprendió a interpretar todo lo que se propuso!    
Cada uno de sus actos son la prueba irrefutable de que se puede lograr aquello que uno desea fervientemente. Él afirma: “Cuando usted crea que algo que quiere hacer es imposible, mírese las manos, y piense que todo se puede”. Finalmente Tony se casó y formó una hermosa familia. Tiene dos hijas adoptadas y viaja por el mundo animando a otros a darse cuenta de que creer en uno mismo es, sobre todas las cosas, una Actitud de Vida.
No te auto limites
Nathaniel Branden nos habla de la importancia de la práctica de vivir con determinación, que es lo opuesto a vivir a la deriva. Cuando elegimos creer en nosotros, nos adueñamos de nuestra vida, y algo maravilloso sucede: Dejamos de vivir dependiendo de los demás o de las circunstancias, y empezamos a confiar en nosotros mismos. Afirman Verónica de Andrés y Florencia Andrés que durante la realización de la película que dió origen al libro Confianza Total, creer en ellas mismas fue la clave del éxito. El pensar que podían lograrlo, más allá de que al principio no sabían cómo hacerlo, fue la fuerza lo que les permitió realizar todos los aprendizajes que fueron necesarios. Tuvieron que estar atentas a que ninguna creencia limitante se interpusiera en la realización de su sueño.  El poder no está en saber hacer todo lo que nos proponemos, sino en tener la confianza que nos permitirá aprender a realizarlo.
Recordemos que, aun limitado por la pobreza, la soledad y hasta la enfermedad mental, Van Gogh pintó en menos de diez años 900 obras maestras que abrieron nuevos caminos en la historia del arte. Vivió la mayor parte de su vida alentado por el amor de su hermano Theo, que siempre se interesó en sus sueños. Cuando Theo le preguntó cómo hacía para pintar así, él le respondió: “Yo sueño mis cuadros y luego pinto mis sueños”.
La importancia de rodearse de buena compañía
Es fundamental elegir la compañía de las personas que nos acompañaran colaborando con nosotros o alentándonos. Rodearnos de personas motivadoras, que creen en nosotros, estimula la confianza. Dicen que terminamos convirtiéndonos en el reflejo de las cinco personas con las que pasamos más tiempo. Si nos rodeamos de personas desmotivadoras, hipercríticas o muy negativas. Es difícil mantener la confianza. “Aléjate de la gente que trata de empequeñecer tus ambiciones. La gente pequeña siempre hace eso, pero la gente realmente grande te hace sentir que tú también puedes ser grande”. Mark Twain


domingo, 7 de agosto de 2011

No hay peor intento que el que no se hace

El premio nobel de economía, John Forbes Nash, solía decir:”Con cada nuevo intento, me acerco más al éxito.” Esto es algo que saben las personas que han logrado sus objetivos con esfuerzo, trabajo y tiempo, invertidos en aquello que han decidido alcanzar. Lo que tú puedas ver ahora como un fracaso, en realidad es tan solo un intento. Y la intención tiene más valor y poder del que imaginas.   

   
¿Te asusta intentarlo?
Todos tenemos un dialogo interno que nos asalta cuando menos lo esperamos. Es una voz interior que nos recuerda que tenemos miedo o simplemente nos devuelve la sensación de decepción, de fracaso. Según el psiquiatra Wayne W. Dyer, esta voz interior es el ego, que habitualmente se centra en tus carencias; en las circunstancias negativas; en la duda; en el pasado; incluso en las opiniones ajenas.
Seguramente, cuando escuchas a tu ego, te sientes cansado y sin ánimo para continuar. Estás permitiendo que sea él quien dirija la situación, ejerciendo un control sobre ti. Sabemos que los pensamientos poseen frecuencia energética. Los negativos que proceden del ego, tienen esta frecuencia muy baja y lo que provocan son sensaciones físicas, psicológicas y emocionales que te debilitan energéticamente y, lo que es aún peor, te arrancan la ilusión de plano, restándote felicidad y empuje, provocando un miedo interior que te paraliza. Hay una frase anónima que dice: “No intentar algo por miedo al fracaso es como suicidarse por miedo a morir”.
Intenta coger un lápiz
En mis cursos de coaching para el éxito, suelo proponer un ejercicio a mis alumnos para que aprendan a valorar cada uno de sus intentos y la intención en general.
Les pido que “intenten coger un lápiz”, que he dejado previamente sobre la mesa. Casi todos lo hacen sin problema, pero se sorprenden cuando les explico que lo que han hecho ha sido “coger” el lápiz, pero en el ejercicio yo les pedía que “intentaran cogerlo”. Es curioso, pero casi nadie es  capaz de ver la diferencia y todos van por él. Esto es porque el hecho de coger un lápiz es algo bastante fácil que no requiere ningún esfuerzo. Pero cuando lo que queremos hacer es más complicado, requiere de nuestro trabajo continuo y de un esfuerzo mucho mayor que el habitual, es importante diferenciar el intento del logro, para así valorar cada uno según su justa medida. Intentar no significa siempre conseguir pero es igual de importante y necesario.    
                                                     Valora tus intentos 
Los obstáculos son oportunidades para poner en práctica tu propósito firme de lograr lo que deseas. Esto significa estar en paz contigo mismo y disfrutar de cada paso que das en el camino. Comprender que el intento tiene un valor real, es necesario para darte cuenta que continuar es la mejor forma de alcanzar tu objetivo.
Cuando un bebe empieza a andar, se cae mil veces hasta que se mantiene en pie y consigue dar sus primeros pasos. Sin  cada caída, sería imposible que aprendiera como levantarse de nuevo. Es la primera vez que utiliza esa pequeña parte de su cuerpo, nunca nadie le ha enseñado como hacerlo, y sin embargo, no se da por vencido. Se toma cada caída con tranquilidad, sin asustarse y sin rendirse. No conoce la decepción; es como si intuyera que es así como debe hacerlo. Lo mismo ocurre cada vez que tú intentas algo. Cada uno de tus intentos tiene gran valor y es así como debes tomarlos. No son fracasos, sino pasos sin los cuales sería imposible tu aprendizaje.

           
 Donde está la intención
Volvemos de nuevo con Wayne W. Dyer. En su libro el poder de la intención, el psiquiatra habla sobre lo que creen algunos autores, creadores y científicos sobre la intención. Los investigadores piensan que nuestra imaginación, creatividad e inteligencia, interactúan con nuestras intenciones, sin necesidad que sean pensamientos. Es como si toda la fuerza y la información que necesitamos cuando decidimos intentar hacer algo, se localizara en algún lugar al que podemos acudir cuando lo necesitamos. Efectivamente, durante siglos la religión nos ha hablado de esto, dándolo un gran valor al rezo y a la oración. La respuesta a “donde se encuentra físicamente la intención” no existe, porque en el universo todo lleva una intención intrínseca. Desde un elefante hasta una mariposa, pasando por una flor o una silla, todo tiene un propósito que, además está conectado y enlaza perfectamente con los demás seres humanos que les rodean.

La misión de la vida
Puede resultarte un poco abstracto el hecho de creer que todos tenemos una misión en la vida, incluido tú. Sin embargo, parece que hay más pruebas de ello a medida que  los investigadores van descubriendo los secretos de la vida. Existe lo que algunos científicos llaman “el tirón de futuro”, que está plasmado en el ADN  de cada uno de nosotros. Es una forma de decirlo, pero es como si tu intención hubiese sido decidida y grabada en ti, incluso antes de su nacimiento. En el momento de tu concepción, la intención es lo que dirige el proceso de crecimiento del feto, la estructura del cuerpo, los rasgos físicos, el desarrollo, incluso el envejecimiento, ya están dispuestos desde el momento mismo  de la concepción. Por eso, es fácil creer que si todo eso ha sido implantado desde el principio del proceso, ocurre lo mismo con lo que seremos al crecer y desarrollarnos. Es justo pensar que nuestra aportación a la vida viene dada también desde ese momento. Por supuesto que está en ti la decisión de cambiarla, y el libre albedrio se refiere a eso precisamente, pero todo esto muestra que tienes una misión que cumplir en este mundo y que es importante que la valores y la tengas en cuenta, hasta conseguir desarrollarla y dedicarte a ella durante el resto de tu vida. 

                                                       ¿Cuál es tu misión?
Es posible que te guste hacer muchas cosas distintas, pero seguramente sólo una de ellas la consideras como la principal. El hecho de que seas feliz haciéndolas, más que con ninguna otra cosa, no es una señal del todo convincente de que estás ante tu misión en la vida. Sin embargo, quizá sientes que no puedes dedicarte a ella. Habrás escuchado muchas veces cosas como que tienes que ganarte la vida, que el dinero no viene, haciendo lo que a uno le gusta y tienes que ser realista. Es curioso, pero las personas que hacen realidad  sus sueños son absolutamente realistas, seguramente más que las demás, pues creen en su realidad y no en una ajena o imaginada. Cada uno de nosotros tiene su propia realidad. Crea la tuya siguiendo tu propósito en la vida. Atrévete  a intentarlo.
 

miércoles, 3 de agosto de 2011

Enfrentarnos a la crisis

Hablar de felicidad en un momento de crisis como el actual puede llegar a parecer fuera de lugar. Sin embargo, nos recuerda la coach Mónica L. Esgueva, autora de Cuando seas feliz. “Crisis en chino se escribe con dos caracteres que significan peligro y oportunidad”.  Así, un periodo de crisis supone un punto de inflexión que nos obliga a salir de nuestra zona de confort, pero cuyo resultado, a  largo plazo, puede incluso llegar a suponer una mejora. “Siempre depende de la  ACTITUD. Ahora mismo, con la crisis económica, hay muchas personas que lo están viviendo muy mal y otras que lo están viendo como una oportunidad. No es que les parezca fácil, no es fácil para nadie, es duro, es difícil, no hay que negarlo, pero de ahí a decir que se te acaba todo, no”. 
                                                                                              
Aprender de las dificultades
“Toda experiencia negativa que hemos padecido en el pasado, todo sufrimiento, puede ser el elemento alquímico de la felicidad en el futuro”, escribe Alex Rovira en el prologo al último libro de la doctora en psicología Jenny Moix, felicidad flexible. Una idea que nos puede ayudar a la hora de atravesar un momento difícil, recordándonos que las dificultades nos obligan a sacar lo mejor de nosotros mismos y son una oportunidad para ganar en seguridad y recursos de cara al futuro.”Las dificultades, cuando las vives con afán de superación, te dan muchos recursos, y las personas que han vivido ya otras situaciones de dificultades y ha aprendido de ellas tienen más recursos que las que quizás han tenido una vida bastante fácil o una educación en la que les hemos sobreprotegido. Una idea que en felicidad flexible, expresa Jenny Moix, citando una impactante frase de Indira Gandhi: “es un privilegio haber vivido una vida difícil”. Y es que, por mucho que nos duela, las dificultades forman parte de la vida, y sobreponernos a ellas acelera nuestro crecimiento personal, acrecentando nuestra autoconfianza, al demostrarnos a nosotros  mismos que tenemos más recursos de lo que creíamos y ayudándonos a ser más empáticos con los demás. Como escribe Jenny Moix:” Los humanos somos más fuertes y menos vulnerables de lo que pensamos”. De hecho, nos dice la  autora, la resiliencia, o lo que es lo mismo, la capacidad de sobreponerse, e incluso salir fortalecidos de las circunstancias adversas, no es una cualidad propia de seres excepcionales, sino que, al contrario, es común a la mayoría de seres humanos. 

Pero por supuesto, atravesar una crisis no es fácil para nadie, y habrá, siempre los hay, momentos de desánimo. Pero cuando estos lleguen, ser capaces de recordar que podemos confiar en nuestros propios recursos, nos ayudará a mantener la confianza en que las cosas van a cambiar para mejor y a que esos instantes de desanimo no sean más que eso, instantes. También es importante recordar que, por mucho que nos pueda angustiar el futuro, la única certeza es el ahora, y que sacrificar nuestro sentido del humor o nuestra capacidad  de ilusionarnos no solo nos impedirá apreciar lo bueno que tenemos, sino que tampoco nos ayudará a solucionar nuestras preocupaciones. Al contrario, debemos ser capaces de mirar la realidad frente a frente para poder valorar de forma realista nuestras posibilidades y tomar decisiones que nos ayuden a superar las dificultades. “Una persona optimista es un persona realista, pero que ante las dificultades se crece y encamina toda su energía en ver cómo las puede solucionar”, nos dice la psicóloga María Jesús Reyes.                                                               
                                                                                  

Del mismo modo  debemos tener presente el valor de las pequeñas cosas. Todos hemos escuchado alguna vez: La felicidad está en las pequeñas cosas. Pero, ¿qué quiere decir esa frase exactamente? Pues que lo que nos puede hacer sentir bien no es tanto conseguir cosas, como ser capaces de apreciar lo que nos rodea y tenemos ya al alcance de la mano. La belleza del naturaleza, el cariño de los que nos quieren, disfrutar los placeres de los sentidos – escuchar música, cantar, bailar, bañarnos en el mar, mirar un cuadro o una puesta de sol, saborear una comida, contemplar un paisaje… Pero si dejamos que las preocupaciones ocupen el espacio en nuestra mente, difícilmente nos quedarán fuerzas para apreciarlas.  
 

Y si fuera para mejor
La crisis económica ha puesto al descubierto que el capitalismo desafortunado de las últimas décadas no es el mejor sistema posible, sino que, al contrario, acrecienta las desigualdades y alimenta la infelicidad, haciéndonos creer que sólo podremos ser felices si “tenemos” algo, ya sea el coche último modelo, la casa con piscina o los zapatos de marca, alimentando una constante frustración. Como escribe Alex Rovira en el prólogo a felicidad flexible: “ Hemos visto con la crisis actual que  en un mundo donde los indicadores de riqueza estaban aparentemente en alza, algo no cuadraba cuando las enfermedades psicológicas, la depresión, la angustia o las urgencias psiquiátricas iban, y van, en aumento”. A nivel global, la crisis puede ser un toque de atención y una oportunidad, hasta ahora desaprovechada, para aportar por un modelo de sociedad más respetuoso con el entorno y en el que lo importante no sea tanto tener como ser.  

Pero también a nivel individual, la crisis puede ser una oportunidad. "Siempre habíamos querido ir a vivir a la montaña, a los pirineos, y montar un pequeño hotel rural en una antigua casa – explica Laura, traductora de 45 años-. Por fin, hace dos años encontramos el lugar perfecto y lo compramos, pero no nos decidíamos a irnos porque mi marido tenía un buen trabajo en la ciudad. A finales del pasado año su empresa quebró y se quedó sin empleo, y entonces vimos claramente que había llegado el momento de hacer realidad nuestro sueño. En unos meses esperamos poder abrir ya nuestro pequeño hostal”. Por supuesto, para  muchos las cosas no son tan sencillas, y la crisis está suponiendo en algunos casos verse obligados a atravesar situaciones verdaderamente difíciles. Pero incluso en los momentos de mayor dificultades son posibles los destellos de alegría que alimentan el optimismo, que nos lleva a dar lo mejor de nosotros para superar la adversidad.