Este post va dedicado especialmente a mí ahijada - sobrina: Isabella Sofía, a la cual no he tenido el placer aun de conocer en directo, por la distancia geográfica que nos separa, pero que cada día siento más cerca por el cariño y afecto que nos unen. Cada fotografía, cada video, que me envían de ella, cada anécdota, se convierte en un motivo más para dar gracias al dueño de la vida, por permitir que mi niña esté creciendo sana y fuerte, hoy brindo por este rayito de sol que ilumina mi vida y llena de alegría mi corazón y el del resto de la familia.!!! Públicamente te doy la bienvenida princesa, a este mundo que en ocasiones no es justo ni hermoso, pero que merece la pena vivirlo con la ilusión y motivación de luchar por cada uno de nuestros sueños y metas… con la convicción y certeza de saber que lo lograras y que a la vez te ayudaran a madurar y a ser mejor persona. Quisiera estar siempre a tu lado, para levantarte cada vez que caigas, para sostenerte cada vez que tropieces, para secar tus lagrimas y consolarte cuando quieras llorar, para reír contigo cuando quieras jugar, para escucharte cuando necesites hablar, para compartir tus alegrías y nostalgias. Aquí estoy incondicionalmente para ti mi reina consentida. Espero que algún día puedas leer con tus propios ojitos estas cortas líneas que hoy con todo mi amor te escribo.
Mi princesita!!!! |
La primera célula, que se forma cuando el óvulo y el espermatozoide se encuentran y se fusionan, determina la herencia genética del nuevo bebé. En otras palabras: Es en la fecundación cuando se determina, entre otros muchas cosas, si el pequeñ@ lucirá tus rizos o el pelo liso del padre, si será alt@ o bajit@ de adult@ o incluso si tendrá predisposición a padecer alguna alergia o determinada enfermedad. En ese momento cada unos de los padres aporta 23 cromosomas que juntos forman 23 pares (un total de 46 cromosomas), en los que está guardado todo el material genético. Que el cigoto se desarrolle como niño o niña depende de lo que aporte el papá. La madre lleva dos cromosomas X (uno de su madre y otro de su padre). Sin embargo, tu pareja tiene un cromosoma X (de su madre) y otro Y (de su padre) y por esta razón aporta dos informaciones. Si en el momento de la fecundación gana el Y, el bebé será un niño (XY); en caso de que gane un X, el bebé será niña (XX).
Un mismo origen
Tras la fecundación, esta primera célula se divide rápida y constantemente y pasa de una a dos, a cuatro, a ocho… Y en cada división se van transmitiendo todos los cromosomas. Así nuestro cuerpo está constituido por millares de células y aunque sus funciones sean diferentes porque se han especializado para cumplir una función determinada, continúan siendo iguales en su esencia, ya que su origen es el mismo: El óvulo y el espermatozoide que se unieron para formar la primera. Por tanto en cada célula se encuentran los 46 cromosomas, que son como hilos finos que contienen el material genético, el ADN que agrupa todos los genes. Imagínatelo como un hilo largo, enrollado en espiral (en un tamaño ampliado tiene la forma de una escalera de caracol). Algunos peldaños de está “escalera” forman un código para una característica determinada, física o psicológica. A ese código es a lo que llamamos gen, que es portador de los caracteres hereditarios.
Tu hij@ es único
Tenemos un total de 30.000 genes los cuales determinan las características de tu hij@ a nivel físico, pero también condicionan su carácter y sus preferencias innatas hacia determinados juguetes, aficiones, comidas… (Una vez que el niñ@ nace, la educación y el contexto social contribuirán a definir estos aspectos, inhibiéndolos o potenciándolos, para conformar de este modo su personalidad).
Genéticamente no existe un bebe como el tuyo, ya que excepto en el caso de los gemelos idénticos, que tienen los mismos genes porque son fruto de un óvulo que se divide tras su fecundación, todos los seres humanos tenemos un ADN único. Por esa razón el niñ@ se parece a sus padres, pero al mismo tiempo es una persona diferente.
Un carácter muy suyo
Dios los bendiga familia!! |
Los genes influyen mucho en el carácter con el que niñ@ llega al mundo. Pero no son los únicos implicados en la formación de su personalidad.
Cuestión de Herencia: Cada vez existe más información acerca de la influencia de la herencia en rasgos de la personalidad como el optimismo, la timidez, el nerviosismo, la introversión y la extroversión, la musicalidad, la inteligencia, la preferencia vocacional… Se calcula que el factor genético para estos rasgos oscila entre el 40% y el 60%.
Cuestión de Educación: El entorno social y la educación que recibe también influyen en el niñ@. Así, si un bebé nace con talento para la música pero nunca la oye ni da clases, difícilmente se desarrollará esta faceta suya. O si es tímido pero recibe apoyo en casa, aprenderá a desenvolverse bien en sociedad.
O De La Unión de Ambas:
Lo más curioso de todo es que los genes no son inalterables sino que sufren variaciones químicas por influencia de las experiencias que la persona vive a lo largo de su vida. Así un gen “durmiente” puede activarse si el entorno lo estimula. De manera que hay un continuo proceso de intercambio entre los genes y el entorno, con lo que el niñ@ tímido puede aprender a serlo menos y la niña nerviosa a canalizar sus energías y concentrarse mejor. En su forma de actuar siempre hay un parte innata y otra adquirida. Por eso, darle una buena educación empieza por descubrir cómo es y ofrecerle después las mejores oportunidades de acuerdo con el “material innato”.
En definitiva, tu hij@ tiene mucho de ti y tu pareja, y no solo lo que ha heredado genéticamente, sino también lo que le transmiten día a día con sus enseñanzas, con sus cuidados, actitudes y cariño. Finalmente hay que recordar que el niñ@ ve, el niñ@ hace. Es como una esponja que lo absorbe todo. Para mayor ilustración les comparto este interesante video.